Algunos cavadores machos evitan la lucha haciéndose pasar por hembras sin cuernos y de este modo entran sigilosamente a los túneles para aparearse mientras los guardianes están distraídos.
El pobre burro sacó fuera un palmo de lengua y empezó a lamerse las narices, creyendo que de este modo podría calmar el fuerte dolor que el golpe le había producido.
Conversó con ella de este modo hasta que la comida estuvo en la mesa, y la dejó que se desahogase con el ama de llaves que la asistía en ausencia de sus hijas.